En algún momento llegará el invierno y las legumbres se convertirán en ingrediente principal de muchos de nuestro platos, así que aquí van algunos " consejillos" que resulta interesante tener en cuenta:
- No es necesario remojar todas las legumbres. Los guisantes también lo son y no hace falta ponerlos en remojo, al igual que las lentejas ( aunque yo en mi casa lo cierto es que las lentejas si las pongo). Ahora bien, salvo esta excepción, todas las demás conviene remojarlas de 16 a 18 horas en agua, que después habrá que tirar. Con el remojo disolvemos determinadas enzimas y eso nos ayuda a cocinarlas.
- Respecto a cuando añadir la sal lo mejor es hacerlo al final, por dos razones: porque pueden ir acompañadas de ingredientes salados y no sabemos si se nos va a pasar la mano y la segunda, porque la sal endurece las pieles y empeora el resultado. Si la añadimos, mejor cuando ya esté avanzado el guiso o al final del todo.
- Respecto a si se puede evitar que den gases: si se puede en parte, añadiendo especias como el comino, el anís, la alcaravea o el hinojo, nada de bicarbonato; esta sustancia se añadía antes pero se ha comprobado que estropea la textura de las legumbres durante la cocción. De todas formas el remojo favorece su digestibilidad.
- Las legumbres por supuesto que tienen caducidad: más allá de seis meses pueden ponerse mohosas, reblandecerse.. Lo mejor es guardarlas en latas por las que no pase la luz o en sitios de la despensa cerrados u oscuros. En verano mejor en un bote dentro del frigorífico.
- Respecto a si deben cocerse en agua caliente o fría, depende: Todas las legumbres, menos los garbanzos, se deben poner a cocer en agua fría, añadiendo, siempre que les haga falta, más agua fría. excepto los garbanzos. Los garbanzos,se pondrán a cocer en agua fría o hirviendo, pero siempre hay que añadir agua caliente.
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